viernes, julio 14, 2006

Despues

A partir de ese momento… todo siguió siendo igual… El sol siempre salía por las mañanas -aunque el cielo se nublara y se me negara el placer de verlo-. El día y la noche se continuaban en una danza eterna. Las olas del mar rompían contra las costas desgastándolas poco a poco. Todo, absolutamente todo, sigue su curso habitual.

Es sorprendente la frialdad mecánica con la que se rige el universo. Es como un reloj que marca las horas una tras otra, una y otra vez. Inmutable, ajeno a todo lo que ocurre fuera de él. Sus engranajes se mueven y las manecillas describen el tiempo incluso cuando nadie está allí para verlo.

Así funciona el universo, un flujo constante y sin fin. La progresión continua del caos total. Una procesión infinita de sucesos sin relación ni compás. Rueda que gira tratando de encontrar su inicio en el final de la vuelta que nunca termina. El universo… explicación definitiva de la intolerancia de la que pecamos los humanos.

Todo siguió igual –seguirá igual- sin importar nuestras penas ni alegrías. No somos mas que una mota de polvo sobre el lomo de un caballo salvaje que cabalga sin jinete, con leyes que solo el conoce. Leyes cinceladas sobre la fría piedra de la continuidad sin fin.

Algún día dejaremos de existir… a partir de ese momento… todo seguirá siendo igual.
Autor: Hewdy Peña